Búsqueda personalizada

domingo, 13 de julio de 2008

La aventura de Forrajear con mi mamá.

Desde que tengo uso de razón el problema fundamental de los cubanos es “la comida”. Qué cocinar todos los días se convierte en un drama shakesperiano, ¿Qué hago hoy?, es la pregunta que se hacen las mujeres desde que abren los ojos al nuevo día.
El presidente de Cuba acaba de descubrir recientemente que hay que dar la tierra al que la produzca, claro reconocimiento de que el estado es incapaz de producir nada, lo único que un poco tarde, porque la gente tiene que comer todos los días, no puede esperar 50 años.

Un sábado cada 15 días mi mamá me decía, mañana nos vamos a “forrajear” a casa de tío Juancito y Justina. Que felicidad, me encantaba ir al campo. Para mí forrajear era una aventura, para mi mamá no lo era tanto.
Escribiendo esta crónica, quise saber el significado de la palabra “forrajear”, y me encuentro la sorpresa de que fue y es tan usada en Cuba que tiene un significado especial para la jerga cubana. Según la Real Academia de la Lengua Española uno de los significados de la palabra es:
“Forrajear” verbo intransitivo coloquial Cuba
Realizar todo tipo de gestiones para obtener algo muy difícil de conseguir.

El día de salir a forrajear, había que levantarse a las 5:30am para tomar un jeep que salía todos los días con rumbo al campo donde vivía la familia de mi mamá. Siempre preguntaba – mami, ¿por qué no vamos en el auto de papi? - , me decía: porque si lo agarran con comida en el auto se lo quitan, a los 15 días le volvía a preguntar lo mismo porque obviamente no lo entendía, si la comida era para la casa y el auto era de él.

Era un campo lindo donde vivían los tíos de mi mamá, allí también ella nació y creció. Todo verde, los ríos claros y la palmeras erguidas, esas nunca bajaron el cocote, las casas humildes, pero impecablemente limpias. Del campesino cubano se me quedó grabado en la mente como uno de los recuerdos más sencillos y bonitos de mi vida.

Mi mamá visitaba varios parientes. Todos la esperaban con algo, los plátanos manzanos, un pollito, el arroz, los frijoles y varias cosas más, mi mamá llenaba dos jabas grandes y alguna otra pequeña que yo llevaba; en la tarde salíamos un rato caminando, otro a caballo, hasta llegar al batey donde podíamos encontrar la guagua o algo que nos llevara al pueblo; a las jabas había que ponerle ropas arriba, mangos y otras frutas, para tapar lo que había debajo, nadie se podía dar cuenta.

Ahora entiendo por qué le llamaban “forrajear”. Que difícil era buscar comida, teniendo dinero no había donde comprarla, y teniendo mi papá auto había que traerla a pie y escondida. Para mí fue siempre una aventura inolvidable, me encantaba el campo, me tiraba en yagua por las lomas con las niñas de las primas de mi mamá, le daba comida a los animales y jugábamos a atrapar el pavo real, mucho más entretenido que lo que hago hoy con mis hijas cuando las invito al supermercado, pero que tranquilidad que puedo trabajar y con dinero, sin ocultarme de nadie comprar lo que ellas necesitan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyendo me viene una semi-sonrisa. Mi situación se parecía un poco a la tuya. Mis abuelos venían del campo y a mi me gustaba mucho ir allá, donde habían quedado unos tios míos (hermanos de mi abuela). Me prestaban un machete sin filo y unas botas grandes y me pasaba el día jugando, comiendo guayabas y correteando detrás de los animales. Mi abuelo sembraba café, que mi abuela llevaba a escondidas a la ciudad para venderlo. Todo tenía que estar muy oculto, incluso el sembrado de café en el campo. Recuerdo que mi abuelo tenía unas botas de agua, de goma, muy anchas; y mi abuela le hizo una especie de alforjas que el llenaba de café y se metía dentro de las botas, por si la policía registraba la guagua en la que venían del campo. Si no fuera por el poco tiempo que tengo, creo que hasta yo haría un blog para recordar cosas de Cuba. Siempre te leo, sigue contando, muchas gracias por tu tiempo.

Anónimo dijo...

Disfruto muchísimo con tus recuerdos. Gracias por compartirlos.