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martes, 12 de agosto de 2008

Profesores Express con uniforme violeta.

En la década del 70 aparentemente hubo un importante déficit de profesores en Cuba, no tengo claro si es porque muchos se fueron del país o porque las escuelas aumentaron demandando una mayor fuerza de trabajo, el problema es que la revolución había prometido escuelas para todos, pero las escuelas llevan profesores.
En cualquier país solucionar este problema puede llevar años, entre lo que discute el parlamento, se analiza en comisiones, después el senado y toda la estructura democrática se pone de acuerdo, el tiempo pasa. En Cuba la solución fue Express, se informó al país en uno de los eternos discursos a los que ya estábamos acostumbrados, que se formaría el destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenesch para crear profesores en corto plazo y llenar los colegios, todos los alumnos que llegaran a 9no grado “podían” postular al destacamento pedagógico y pasar directamente a estudiar pedagogía y trabajar a la vez, haciendo clases inmediatamente a su entrada al pedagógico, esto era como aprende haciendo.
Esa fue otra de las grandes ideas de la revolución que en mi casa costó angustia, llantos e indignación, cada proyecto que se le ocurría al comandante era un tema casi existencial y la entrada al destacamento pedagógico se convirtió de un “querer” a un “tener”.
A mi hermano le llegó el “llamado” al destacamento, estaba en un colegio de elite y fueron los primeros en tener la “oportunidad” de dar el paso al frente, el país necesitaba profesores y había que salir adelante. Mi hermano llamó a mi casa y le dijo a mi mamá que seguramente lo echarían del colegio porque el no quería ser profesor, sería ingeniero y por tanto no aceptaría, inmediatamente se armó el viaje para La Habana, mi mamá entró en ataques y mi papá dijo que si no quería no quería y punto, nadie lo podía obligar. Mi hermano no cedió nunca, fueron grandes las fuerzas, pero se mantuvo estoico, después curiosamente los que lo habían empujado tampoco fueron, seguramente eran hijos de Pinchos, se me olvidaba el poder de un pincho.
El día que me tocó a mi, recuerdo como si fuera hoy la reunión en un anfiteatro de la vocacional, un discurso inicial donde se confundía si te estaban llamando a la guerra para defender el país o a ser profesor, el efecto de negarte era el mismo, no das el paso al frente y te niegas a cumplir una tarea de la revolución.
No recuerdo haber escuchado la pregunta ¿tienes vocación de magisterio?, ¿te gusta ser profesor?, eso no era importante, la única vocación que había que tener en Cuba era la de ser revolucionario.
Al final de la historia esa batalla también la ganamos en mi casa, ambos fuimos lo que quisimos y lo que nuestro talento nos dio. Tuve profesores del destacamento, casi de nuestra edad y uniformados de color violeta, parecíamos compañeros de estudio y no profesor-alumno, en algunos casos funcionó y de ahí salieron excelentes profesores, en otros fue literalmente un fracaso porque los chicos simplemente dieron el paso al frente por la presión del momento, pero cayeron en un abismo y no sabían volar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero en las estadísticas quedaba muy bien.