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sábado, 2 de agosto de 2008

Me refugié en los libros

Al menos dos veces a la semana salíamos con mis papás cuando era niña a hacer "visitas" a casa de amistades y familiares, el café humeante y la calidez conque todos los cubanos recibíamos a las visitas (ninguna anunciada) hacían de la noche una velada agradable que mis papás disfrutaban mucho, más del 70% de la conversación lo dedicaban al tema infaltable, lo que estaba pasando en el país, cada cosa los sorprendía más y todos coincidían que en cualquier momento algo debía pasar para detener aquella locura; envejecieron mis padres y sus amistades y no varía el tema de las visitas, aún esperan.

Después de la visita, en el auto de vuelta a la casa el sermón de siempre, nada de lo que había escuchado se podía repetir, ni siquiera a un amigo, que entretenido, era igual que los libros de espías secretos que me leía, yo guardaba información confidencial.

¡Qué cantidad de secretos se manejan en Cuba¡, alguna gente era informante del gobierno y nadie lo sabía, otros eran del G2 y tampoco se sabía, a todos les gustaba la buena vida y tampoco se podía decir, había que aparentar asuteridad y humildad, todos eran ateos y después se consultaban por la madrugada, al final todos se querían ir y nadie lo sabía, ¡que complejo¡, como se le puede enseñar a un niño a no mentir y decir lo que piensa en ese mundo.

Yo creo que me salvaron los libros, leía mucho, se convirtió en una necesidad de vida para mi, ahora comprendo la razón, los libros describían un mundo menos confuso, siempre vencía el bien por encima del mal, los héroes buenos eran perfectos y no se llevaban preso a los inocentes, tampoco los obligaban a pensar como ellos querían. Leí toda la colección de Alejandro Dumas, Julio Verne, Emilio Salgari, después comencé con la literatura policial, Agatha Cristi por ejemplo, puedo contar una larga lista de libros que fueron construyendo mi pensamiento y forma de actuar, todo esto antes de los 12 años. Me refugié en los libros, estos héroes me gustaban más, al menos parecían mas coherentes, era más fácil todo, no era necesario mentir ni fingir, y por sobre todo siempre se hacía justicia, me encantaba pensar que los libros eran pedazos de la vida real que alguien había escrito, así como yo lo estoy haciendo ahora, que no era ficción.

Hice que mis hijas generaran el hábito de la lectura a cambio de fuertes negociaciones, no fue fácil, no querían leer por voluntad propia, ¿será que buscan refugio en otras cosas o que no necesitan refugiarse en héroes ideales?, o quizás sea más coherente la vida que ellas viven, no lo puedo saber, solo se que a mi me salvaron los libros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo la respuesta!

Los niños hoy día (obvio los que viven fuera de Cuba) no leen mucho tal vez porque no tienen necesidad de refugiarse de nada: viven en países libres, los padres les enseñamos a vivir de manera sana, inculcamos valores como la honestidad, crecen al ritmo que la naturaleza les exige, no tienen muy claro que es la política, valoran a la gente por sus cualidades humanas y no por su militancia... Creo que como padre, es el mejor regalo que le he hecho a mis hijos: nacer en un país libre...

SI alguien tiene el método para hacerlos leer más, por favor compartirlo conmigo... O los mandamos una temporada a la isla?

Julio