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lunes, 25 de agosto de 2008

El repudio a los actos de repudio.

Estábamos en clases al final de la tarde y de repente nos mandan a salir a todos para dar un acto de repudio, un profesor de inglés que todos conocíamos en la ESVOC se iva por el Mariel, los alumnos en masa salieron caminando por la entrada principal hasta la carretera que pasaba frente a la escuela, era una orda enardecida y alentada a gritar consignas, humillar y arrastrar a los que se ivan. Yo no lo podía creer y me negué a caminar aduciendo dolor en un pie, no podía decir otra cosa, pero tampoco podía unirme a este acto de repudio muy repudiable según lo que creía.
De estos actos fueron muchos los que presencié, en mi pueblo vi tirar huevos, tomates a las personas y las casas de los "gusanos", muchos se aprovecharon para dar riendas sueltas a la envidia, el rencor y a problemas anteriores que nada tenían que ver con le tema Mariel. Estas son las consecuencias de desatar y alimentar el odio entre personas que solo estaban separados por su forma de pensar, la palabra tolerancia, comprensión y entendimiento fue algo que jamás escuché en Cuba.
Hubo gente que pasó meses fuera de su casa escondidos en casas de familiares esperando que los vinieran a buscar, según decían la familia había venido, les llenaban el barco y los hacían ir y volver, algunos pudieron llevarse a su familia a la 3era vez de llegar a las costas de Mariel. Las personas abandonaban sus casas por temor a los actos de repudio y a los asaltos que podían sufrir en sus propias casas, los carrroñeros sobrevolaban las casas de los posibles emigrantes a ver con qué cosas se podían quedar, en la primera oportunidad desvalijaban las casas.
Algunos no se pudieron ir después de tener su casa desvalijada y no les fue fácil recuperar las cosas esenciales para vivir.
A la distancia y después de más de 20 años estas historias parecen surrealismo mágico, pero lamentablemente no lo son, así fue como el odio y la eterna rivalidad entre dos países manipularon a un pueblo que se dividió en bandos, los que estaban con y contra la revolución, lo mismo que en otros países se dividen en blancos y negros, ricos y pobres, cristianos y musulmanes.
Los cubanos que participaron en esta locura deben pedir perdón a los cubanos repudiados por haber sido participes de aquellos repudiables actos de repudio.

1 comentario:

David Lago González dijo...

Ni surrealismo ni mucho menos mágico. Me han quedado muchas marcas de ese mes infernal. Llevo 26 años en España y siempre que conozco a algún nuevo cubano me pregunto de qué lado del acto de repudio estaría esa persona cuando El Mariel, porque ya te habrás dado cuenta de que tal parece que nadie participó en ellos.
Un saludo.