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lunes, 20 de octubre de 2008

Un matrimonio, 10 cajas de cerveza

Cuando la gente acá recuerda y celebra su aniversario de matrimonio te hablan del banquete, la fiesta, el vestido y los invitados, la ceremonia en la Iglesia y todos los detalles que eligieron para ese día tan especial. Unos se gastan la fortuna y otros lo poco que tienen, eso lo deciden los novios, que al final son los que se casan
En Cuba se deicidió que todos se tenían que casar por igual, con idéntica asignación de recursos, recientemente estuvimos de aniversario y recordando aquellos tiempos no pude menos que reirme y me asombré de lo normal que yo encontraba aquello.
El proceso era engorroso, había que dar dos firmas, con la primera firma que era como 1 mes antes del matrimonio real, se reservaba la hora para comprar en el Palacio de los Novios, se entraba en la lista para la reservación del hotel, se iniciaba la cola para comprar la cerveza de la fiesta y el cake. La segunda firma era el día final, donde se suponía que ya todo estaba listo para la fiesta.
Ese mes era un calvario porque la planificación socialista a veces fallaba y pasaba el tiempo y no llegaba la cerveza y el palacio de los novios estaba desabastecido total y se te escapaba de las manos la única oportunidad de comprar una sobrecama de chenilla, ¡ que atroz ¡
Si la cerveza no llegaba se vencían los cupones y se destruía la oportunidad de brindar en la fiesta o de vender las cajas para recuperar algún dinero para el resto de los gastos.
Si te casabas por amor, todo esto pasaba a un segundo plano, el problema era para aquellos que se casaban por las 10 de cajas de cerveza, el hotel, el palacio y el cake, si les fallaba algo ya el negocio no era tan bueno y además tenían que pagar el divorcio.
Así era la cosa en mi época, un matrimonio, 10 cajas de cerveza, y todas las fiestas eran iguales. Lo que no pudo planificar el estado es que todos se casaran con la misma cantidad de amor, ahí le falló el control.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta que rescastes esos pequeños detalles olvidados. A veces me planteo si he olvidado tantas cosas, y me digo que no debiera olvidar tanto¡ Pero la distancia y no tener contacto con ello, por suerte, hacen el resto¡
Saludos¡

Anónimo dijo...

Sigo su blog de asombro en asombro.