Para entender las obsesiones de las personas es necesario buscar el hecho de su vida pasada que ha marcado este comportamiento, después de muchos años encontré la razón por la cual no puedo tomar ni comer en ningún recipiente que no sea de cerámica y/o vidrio, con pulcra limpieza y en una mesa bien servida con mantel, la causa de mi trauma es la Bandeja de aluminio.
En la ESVOC comían más de 1000 alumnos en 1 hora y media, el sistema tenía que funcionar como fábrica, la comida la servían en una bandeja de aluminio que tenía 4 compartimientos, uno para el arroz o harina, uno redondo para frijoles, otro para la carne/huevo/pescado, y por último el postre, el redondel del vaso y el espacio de la cucharas. La mayoría de las veces alcanzabas solo cuchara o tenedor, vasos casi nunca, había que esperar que algún compañero terminara para pedírselo, un vaso podía circular todo una noche por el comedor de un chico en otro sin fregarlo.
Se sentía un concierto desafinado de golpes de cubiertos sobre las bandejas de aluminio que era imposible de aminorar por los materiales que estaban colisionando, la música empezaba desde que pasabas con bandeja en mano por el módulo donde servían, los cucharones golpeaban fuertemente para soltar la comida y de ahí a la mesa. En este proceso estaban ausentes todas las normas de buena conducta en la mesa, no estaba en el programa educativo de los jóvenes.
La única ventaja que le reconozco a este sistema es que terminamos acostumbrándonos a comer siempre la misma cantidad, calculada y a la misma hora, no había posibilidad de repetir ni de elegir otro menú, la opción era pasar hambre, por tanto el desorden alimentario no era posible.
Por educación de la casa y los restaurant donde a veces comíamos con mi familia, sabía que comer en la ESVOC era como comer en campaña, por tanto 6 años de guerra fueron suficientes, esa es la razón de mi bandejofobia que es incurable, y se produce solo en la población que vivió años en becas.
En la ESVOC comían más de 1000 alumnos en 1 hora y media, el sistema tenía que funcionar como fábrica, la comida la servían en una bandeja de aluminio que tenía 4 compartimientos, uno para el arroz o harina, uno redondo para frijoles, otro para la carne/huevo/pescado, y por último el postre, el redondel del vaso y el espacio de la cucharas. La mayoría de las veces alcanzabas solo cuchara o tenedor, vasos casi nunca, había que esperar que algún compañero terminara para pedírselo, un vaso podía circular todo una noche por el comedor de un chico en otro sin fregarlo.
Se sentía un concierto desafinado de golpes de cubiertos sobre las bandejas de aluminio que era imposible de aminorar por los materiales que estaban colisionando, la música empezaba desde que pasabas con bandeja en mano por el módulo donde servían, los cucharones golpeaban fuertemente para soltar la comida y de ahí a la mesa. En este proceso estaban ausentes todas las normas de buena conducta en la mesa, no estaba en el programa educativo de los jóvenes.
La única ventaja que le reconozco a este sistema es que terminamos acostumbrándonos a comer siempre la misma cantidad, calculada y a la misma hora, no había posibilidad de repetir ni de elegir otro menú, la opción era pasar hambre, por tanto el desorden alimentario no era posible.
Por educación de la casa y los restaurant donde a veces comíamos con mi familia, sabía que comer en la ESVOC era como comer en campaña, por tanto 6 años de guerra fueron suficientes, esa es la razón de mi bandejofobia que es incurable, y se produce solo en la población que vivió años en becas.
2 comentarios:
Tengo la misma fobia, pero recuerdo que en la beca se me quitaron todos los melindres y dogí por primera vez en la vida un peso razonable, pues yo era supermajadera para comer- hoy me habrían dicho anoréxica, pero no del todo, solo comía lo que me gustaba y eso en Cuba era no comer casi nada!
En la gran mayoría de los colegios y comedores, de todos los países del mundo, se come en esos tipos de bandejas. No le veo el mal por ninguna parte.
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